Ingredientes:
- 125 gramos de harina
- 250 gramos de agua
- 30 gramos de mantequilla
- 40 gramos de azúcar
- 1 c/p de azúcar de vainilla
- 4 huevos
- la piel rallada de medio limón
- una pizca de sal
- aceite de oliva (o girasol si prefieres) para freír
- azúcar para espolvorear.
Elaboración:
Pon en un cazo el agua, la mantequilla, el azúcar (también el azúcar vainillado), la ralladura de limón y el pellizco de sal. Llévalo a ebullición y cuando empiece a hervir, vierte la harina de una vez, sin retirar del fuego mueve con una cuchara de madera hasta que la masa se desprenda de las paredes del cazo.
Retira entonces del fuego y deja que la masa se entibie, entonces empieza a incorporar los huevos de uno en uno, hasta que el primero no se haya integrado en la masa, no incorpores el siguiente. Una vez finalizada la elaboración de la masa de buñuelos, déjala reposar una o dos horas, adquirirá más consistencia.
Pasado este tiempo, pon una sartén con abundante aceite a fuego suave, ve depositando cucharaditas de masa poco a poco, la masa se inflará y necesitan espacio. Dales la vuelta para que se doren y se inflen por todos lados. Retira los buñuelos depositándolos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite, posteriormente pasa los buñuelos a un plato para espolvorearles azúcar, puede ser azúcar glass.
Nota:
Los buñuelos se pueden degustar templados o fríos, también se pueden rellenar de crema o hacerlos con fruta en su interior. Servidos en una bandeja en el centro de la mesa o en copas individuales, solos o con un hilo de crema pastelera, canela o cacao (las variantes son infinitas), en cualquier caso serán el centro de atención de los más golosos.
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